En un cuenco, mezclamos los huevos junto con una pizca de sal, pimienta y un hilo de aceite. Rallamos la cuña de queso y en una sartén con aceite, añadimos un poco del queso rallado.
Cuando comience a dorarse el queso, vertemos un poco de la mezcla de huevos y cocinamos a fuego medio hasta que el huevo comience a cuajar y retiramos del fuego.
Retiramos del fuego y repetimos el procedimiento con el resto de la preparación hasta hacer cuatro tortillas.
Para rellenar las tortillas, en la base untamos un poco de guacamole y añadimos unas láminas de tomate. Disponemos unas lonchas de jamón serrano, un poco de queso de burgos en trozos, cerramos la tortilla y… ¡listo para disfrutar!
Si pensamos en tortillas, seguramente pensemos en las dos versiones más comunes en España, la tortilla francesa y la tortilla de patatas. Sin entrar en sí debe o no llevar cebolla, aquí os traemos otra opción de tortilla para hacer de tus comidas o cenas una opción distinta. Es importante que deberíamos acompañar de una buena ración de verduras, ya sea una ensalada o verduras salteadas como guarnición. Tenemos un aporte principal de proteínas, tanto por el uso del huevo, los dos tipos de queso, y el jamón serrano. A priori, tenemos una receta apta para personas con celiaquía, aunque siempre debemos revisar las etiquetas para evitar una posible contaminación cruzada por trazas de gluten.
El ingrediente principal de esta receta es el huevo. Es un alimento muy versátil y fundamental en infinidad de gastronomías, ya que permite usarse en cualquier tipo de receta, tanto dulces como saladas. A nivel nutricional, es una fuente de proteínas de alto valor biológico. Dicha proteína, la encontramos tanto en la clara como en la yema. En esta, también tenemos grasas cardiosaludables, por lo que no debemos de evitar su consumo por temor a que suban los niveles de colesterol. También aporta vitaminas como A, D, E y del grupo B, junto con minerales como el calcio, selenio o yodo.
Para la tortilla
Para el relleno