Materiales:
- Picadora SilverCrest.- Máquina para pasta Ernesto.
Para la pasta fresca: mezclamos en un bol la harina en forma de volcán con los huevos y la sal. Seguidamente, amasamos el conjunto hasta conseguir una textura homogénea. Formamos una bola y dejamos reposar durante 1 hora en un bol tapado con un paño de cocina.
Mientras la masa reposa, preparamos el pesto de calabacín: cortamos los calabacines en dados y los salteamos a fuego medio-alto en una sartén con un poco de aceite de oliva, sal y pimienta. Lo vertemos en la picadora junto al diente de ajo, las nueces y el queso, trituramos y reservamos.
Cuando la masa de la pasta haya reposado, la cortamos en 4 porciones y las estiramos progresivamente con la máquina para pasta. Empezamos colocando la ruleta del grosor en el número más alto y vamos reduciendo poco a poco hasta estirarla lo más fina posible. Partimos la masa de la largura que queramos nuestra pasta, colocamos el complemento para cortar tagliatelle y pasamos cada porción. Añadimos harina cada vez que hagamos tagliatelle para que no se peguen entre ellos.
Cocemos la pasta en agua hirviendo con sal durante 2 minutos y escurrimos. Después, añadimos aceite y emplatamos. Cubrimos la superficie con un poco de pesto, decoramos con tomates cherry cortados por la mitad, albahaca al gusto y… ¡a disfrutar!
Amasamos a mano porque es mucho más fácil comprobar la masa, añadir un poquito más de harina o de agua a medida que vamos viendo la evolución de la misma.
Formamos un volcán porque como hacemos la masa a mano, de esta manera conseguimos que los ingredientes queden mejor repartidos por toda la masa.
Podemos amasar con amasadora si tenemos en casa. Simplemente colocamos todos los ingredientes en un bol, y amasamos con la pala durante unos 10 minutos. El resto del proceso es el mismo.
Reposamos la masa para que después nos sea más fácil formar la pasta, ya que el gluten de la harina se habrá “relajado” y podremos manipularla mejor.
Para que la masa no se nos pegue a la máquina de cortar pasta, hay que añadir un poco de harina en cada porción antes de estirarla.
Si no tenemos máquina para pasta, podemos estirar bien la masa con ayuda de un rodillo y cortarla en tiras con un cuchillo.
Podemos hacer este pesto con el fruto seco que más os guste. Nosotros lo hacemos con las nueces porque tienen un sabor neutro que no esconderá el del calabacín.
Hacer pasta fresca casera es una manera especial de disfrutar muchísimo más de la gastronomía italiana. Al tomarla recién hecha, y no de las versiones secas, obtenemos un resultado final mucho más jugoso y sabroso.
Con esta receta tendríamos un plato energético porque concentra los hidratos de carbono de la pasta, una salsa densa como es el pesto y el queso. Recomendaríamos combinarla con un primer plato más ligero, como una ensalada para incluir así la ración de verdura necesaria en comidas principales, o también optar por incorporar más cantidad de verdura como guarnición a esta misma receta.
Información sobre nutrición del ingrediente destacado:
Las harinas de fuerza son versiones hechas a base de trigo que tiene una alta proporción de gluten. Es precisamente este componente el que permite que la pasta sea más elástica y nos pueda facilitar la preparación casera de nuestra pasta.
La harina, al ser un cereal molido, nos aporta principalmente hidratos de carbono a nivel nutricional, y en menor proporción proteína. En el caso de la harina de trigo, es precisamente el gluten el que tiene la fracción proteica. Los cereales no tienen tanta proporción de proteínas como las fuentes principales, carne, pescado, huevos y legumbre, pero también aporta al cómputo diario de la misma.
Para la pasta fresca:
Para el pesto de calabacín:
Para la decoración: