Empezamos calentando la leche en un cazo. En un cazo aparte fundimos la mantequilla, le añadimos la harina de trigo, removemos con una varilla hasta que la harina esté ligeramente tostada.
Cuando la leche esté caliente, la vertemos poco a poco en la mezcla de mantequilla y harina y removemos hasta integrarla perfectamente.
Repetimos el proceso hasta terminar la leche caliente.
Dejamos cocinar a fuego medio durante 10 minutos sin dejar de remover hasta espesarla a nuestro gusto y cocinar la harina por completo. Salpimentamos y… ¡a disfrutar!
Podemos sustituir la mantequilla por aceite de oliva, con esto conseguimos una salsa más ligera.
Utilizamos varilla para evitar que quede una salsa con grumos y conseguir un resultado más suave al paladar.
Añadimos la leche caliente poco a poco para que no haya cambio de temperatura en la receta, se disuelva la harina más fácilmente y la salsa se cocine más rápido.
Cocinamos a fuego medio-lento durante esos minutos para que la harina se cocine y no aporte un sabor excesivo a nuestra receta.
Si queremos una bechamel más líquida, tan solo tendremos que añadir menos cantidad de harina o añadir más leche. Si lo que queremos es una salsa más espesa, tendremos que hacer lo contrario, añadir más cantidad de harina y mantequilla o aceite, y menos leche.
Si no conseguimos quitar los grumos, podemos ayudarnos de una batidora para eliminarlos.
La mezcla entre la harina y la mantequilla tiene un nombre en francés, y se llama roux, se utiliza para ligar salsas y es la base de la bechamel.
