Materiales:
Mortero para alioli
Pelamos, partimos por la mitad los ajos y les quitamos el germen. Cortamos los ajos en dados pequeños.
Incorporamos los ajos al mortero y trituramos hasta obtener una pasta.
Añadimos continuamente y poco a poco el aceite de oliva al mortero en forma de hilo, majando a la vez la mezcla.
Vamos emulsionando el conjunto, sin dejar de remover hasta obtener la salsa emulsionada, agregamos la sal al gusto y… ¡a disfrutar!
Le quitamos el germen para que la salsa no esté tan fuerte y sea más digerible.
Es importante añadir el aceite muy poco a poco para que se vaya integrando bien en el ajo y no se nos corte la mezcla.
Cuanto más aceite le añadamos, más salsa nos saldrá. Pero hay que tener cuidado de que no se nos corte.
En caso de que se nos corte, podemos añadirle una yema de huevo para que ayude a emulsionar, o colocar un huevo en un recipiente limpio e ir añadiendo poco a poco el alioli cortado mientras batimos (esta última con batidora).
Si tenemos prisa, podemos elaborar la salsa con ayuda de una batidora añadiéndole un huevo. No será la salsa alioli tradicional, pero será más rápida de hacer y funcionará muy bien para acompañar nuestras recetas.