En una sartén con aceite de oliva, salteamos el ajo picado y cuando empiece a tomar color añadimos los champiñones escurridos y dejamos dorar el conjunto.
Añadimos el vino blanco y dejamos cocer hasta que el alcohol se evapore. En ese punto, vertemos la nata, una pizca de sal y pimienta. Dejamos reducir la salsa durante unos 10 minutos.
Mientras tanto, en una cazuela con agua hirviendo y una pizca de sal, ponemos a cocer la pasta hasta que quede al dente. Escurrimos la pasta y le añadimos un hilo de aceite de oliva.
Disponemos en un cuenco la pasta, enrollada sobre sí misma a lo largo. Añadimos unas cucharadas de salsa de champiñones por encima, decoramos con un poco de perejil y… ¡listo para disfrutar!
Este plato, nos trae una forma sencilla de cocinar un alimento clásico como es la pasta. Tenemos una fuente de hidratos de carbono, por parte de la pasta. Si esta fuera integral, tendríamos un aporte interesante de fibra. También podríamos usar una pasta sin gluten para tener una receta apta para personas con celiaquía. La nata para cocinar, nos aporte una ración pequeña de proteína, por lo que sería ideal acompañar este plato, en un primero o en el plato principal, de alguna ración de proteína. Podríamos hacer una ensalada con queso fresco y gambas de primero, por ejemplo. También podríamos añadir tofu en tiras a este plato para tener así una receta vegana.
El ingrediente principal de esta receta es la pasta. Generalmente, suele ser a base de harina de trigo, pero podemos usar diferentes alternativas. Si son opciones como arroz, maíz o legumbres, tenemos una opción sin gluten. A nivel nutricional, son fuente de hidratos de carbono, así como magnesio, calcio o hierro, así como vitaminas B1, B2 o B6. Siempre que usemos una harina integral, aumentamos también la ración de fibra. Aconsejamos cocinarla ‘al dente’ podemos conseguir que la absorción de los hidratos de carbono sea algo más lenta, y que el plato no tenga tanto impacto en nuestro organismo.