En primer lugar, en una paella con un poco de aceite de oliva, cocinamos y doramos el calamar troceado y el marisco.
Añadimos el tomate pera rallado, la pulpa de pimiento choricero, el arroz y cocinamos el conjunto durante un par de minutos.
En este punto, añadimos el caldo que tendremos ya caliente, una pizca de sal y un toque de azafrán.
Una vez que rompa a hervir, dejamos cocinar 18 minutos apenas sin remover. Pasado ese tiempo, con cuidado retiramos la paella del fuego y…¡lista para disfrutar!
España tiene una tradición de recetas con arroces, y la paella de marisco es uno de los platos más conocidos. Constituye un plato completo. Tenemos un buen aporte calórico en forma de hidratos de carbono por parte del arroz, junto con el aporte de las proteínas del calamar y el pulpo. Sería recomendable añadir verduras para complementar esa comida, por ejemplo, en una ensalada de primero. Este plato, no contiene ningún alimento que contenga gluten en su composición, por lo que es una receta apta para personas con celiaquía. De todos modos, siempre es recomendable revisar las etiquetas por si alguno de los ingredientes o especias, puede contener trazas de gluten.
El ingrediente principal de cualquier paella es el arroz. Es una fuente de energía que nos aporta hidratos de carbono. También nos aporta minerales como magnesio, y vitaminas como ácido fólico, B3 y B6. Otra de sus características, es que no contiene gluten, por lo que es una opción sencilla de tener recetas aptas para personas con celiaquía. Si dejamos enfriar el arroz, al igual que sucede con la patata, tenemos un tipo de almidón que llamamos resistente, que ayuda a nuestro microbioma, aunque esto es contraproducente en aquellas personas con alguna patología digestiva. Siempre se recomienda que se utilicen las versiones integrales, ya que así conservamos el aporta de fibra, que, junto con ser necesaria para un correcto tránsito intestinal, es más saciante.