Pelamos y descorazonamos las manzanas. Las partimos en pequeños trozos.
Trituramos la fruta junto con el zumo de limón con ayuda de un procesador de alimentos y vertemos en la cubeta de la panificadora.
Añadimos el azúcar moreno y la canela. En la panificadora, señalamos el programa 14 de mermeladas. Cuando el programa termine, retiramos la cubeta de la panificadora con cuidado.
Disponemos la mermelada en tarros de cristal y la guardamos en la nevera para que se enfríe y… ¡a disfrutar!
La mermelada es una opción muy común para acompañar las tostadas en nuestros desayunos, y aquí os dejamos cómo podéis elaborar la vuestra, aprovechando una panificadora y así sacarle mucho más partido. Es una receta sencilla, que tiene principalmente hidratos de carbono de absorción rápida por parte de la manzana y del azúcar añadido. Sería ideal reducir todo lo posible la cantidad de azúcar añadido, aunque hay que poner el contexto de uso, ya que la ración no será muy grande. Aun así, siempre será mejor consumir la fruta entera o mínimamente procesada, por ejemplo aquí podríamos usar manzana asada.
La manzana es el ingrediente principal de esta receta. Aunque existen diferentes tipos de manzanas, a nivel nutricional no existen grandes diferencias, ya que son alimentos formados, en su gran mayoría, por agua. Son fuente de hidratos de carbono de absorción rápida, así como una buena fuente de fibra, sobre todo si la consumimos con la piel, siempre bien lavada. Esto es fundamental ya que favorece la regulación del tránsito intestinal, por eso se recomienda que la base de la alimentación sean frutas, verduras, vegetales y hortalizas. También son fuente de minerales cómo el potasio, selenio o magnesio, así como vitamina E, C y algunas del grupo B.