En primer lugar, trituramos las barritas bellona junto con las avellanas hasta obtener una pasta con algún pedacito.
En un bol amplio, montamos ligeramente la nata y la mezclamos cuidadosamente con leche condensada y la pasta de bellona y avellana.
Procedemos a mantecar el helado con la cubeta previamente enfriada en el congelador (unas horas).
Una vez listo el helado, emplatamos en el cuenco que más nos guste. Decoramos con hilos de chocolate blanco fundido al baño maria, unos pedacitos de bellona y… ¡listo para disfrutar!
Llega el verano y lo que más nos apetecen son alimentos fríos. Y en este sentido, los helados son uno de los clásicos. Suelen ser recetas con una ración de azúcares añadidos elevada, por lo que se recomienda consumirlos en raciones pequeñas, con moderación, y dentro una alimentación saludable y que no desbanquen otros alimentos. A nivel nutricional, tenemos una receta densa a nivel calórico, con un aporte de azúcares añadidos, por parte de las barritas de chocolate, así como el que lleva el chocolate blanco y la leche condensada. También tenemos un aporte de grasas saludables en las avellanas, así como la nata.
En los diferentes tipos de helados cremosos como el de esta receta, podemos tener infinidad de sabores e ingredientes, pero tenemos un ingrediente principal que es el que le da textura, cremosidad y evita que se acabe congelando como es la grasa. En este caso, la nata para montar. La nata se obtiene de la leche, y destaca su uso en cocina, generalmente en repostería, pero puede usarse para darle cremosidad a muchas salsas, cremas o platos similares. A nivel nutricional, destaca por su aporte de grasa, así como una porción menor de proteína e hidratos de carbono, pero estas últimas suelen ser muy bajas. Esto hace que las elaboraciones en las que se utilice, sean más densas a nivel calórico. También tenemos un aporte de vitaminas como A, B9, B7 y D.
Para la decoración