Extendemos una de las masas de hojaldre sobre la encimera y untamos toda la superficie con una capa de tomate frito, cubriendo también los bordes.
Espolvoreamos el orégano por la superficie del hojaldre y a continuación picamos el jamón serrano y el tomate seco y lo distribuimos sobre el mismo.
Sacamos un bloque del preparado tipo queso blanco, lo desmenuzamos con las manos y cubrimos la superficie del hojaldre.
Picamos la albahaca y la añadimos sobre el queso. Es importante cubrir los bordes con todos los ingredientes para, de este modo, aprovechar bien la masa.
Desenrollamos la otra lámina de hojaldre y la ponemos encima de la que hemos estado trabajando, haciendo coincidir los extremos y los bordes de una sobre la otra. Con un cortador de pizza o con un cuchillo hacemos un corte longitudinal por la mitad a la masa y después hacemos cortes en perpendicular de dos dedos de grosor obteniendo tiras alargadas de la masa y el relleno dentro de cada una.
Con un cortador de pizza o con un cuchillo hacemos un corte longitudinal por la mitad a la masa y después hacemos cortes en perpendicular de dos dedos de grosor obteniendo tiras alargadas de la masa y el relleno dentro de cada una.
Despegamos cada una de las tiras y las enrollamos sobre sí mismas a modo de tornado. Una vez enrolladas, las disponemos sobre la superficie de una bandeja de horno.
Batimos un huevo y pincelamos con él toda la superficie de los enrollados de hojaldre.
Horneamos a 180ºC durante 20 minutos, hasta que la superficie de los enrollados de hojaldre se vea dorada y la masa esté completamente cocinada.