Calentamos ligeramente la leche y vertemos en la cubeta de la panificadora con los brazos amasadores colocados. Añadimos huevo, mantequilla derretida, harina, sal, levadura, comino y solo 170 g de queso cheddar rallado.
Colocamos la cubeta en la panificadora y cerramos la tapa. Seleccionamos el programa 3 (esponjoso), peso ligero (1000g), grado de tueste medio e iniciamos. Durante el segundo amasado suena un aviso “ADD” y entonces añadimos los 60 g de queso cheddar rallado restante por encima.
Tras la segunda tanda de amasado y fermentación, vuelve a sonar un aviso “RMV”, en este momento retiramos los brazos amasadores, damos forma al pan y cerramos de nuevo.
Una vez listo el pan, retiramos la cubeta, dejamos que se enfríe un poco, desmoldamos y… ¡listo para disfrutar!
Si querremos sacar partido a la panificadora, podemos hacer diferentes elaboraciones. Aquí os dejamos una receta nueva ideal para cualquier ocasión. A nivel nutricional, tenemos un aporte principal de hidratos de carbono por parte de la harina. También tenemos una fuente de proteínas tanto por la leche, el huevo y el queso. Este tipo de elaboraciones pueden ser ideales para varios momentos del día, tanto una opción de desayunos o pequeñas ingestas, como en platos principales como guarnición. Siempre será interesante acompañar este tipo de recetas con alternativas como aceite, tomate o aguacate, con un aporte de proteínas de calidad. Podemos usar una harina sin gluten, ya que no varían mucho el sabor y tenemos así una receta para personas con celiaquía.
El ingrediente principal de esta receta es la harina para elaborar este pan. A nivel nutricional, es un alimento energético, que aporta principalmente hidratos de carbono. Si usamos una harina integral, tenemos a su vez un aporte interesante de fibra. También es fuente de minerales como magnesio, calcio o hierro. En cuanto a las vitaminas, destaca su aporte de vitaminas del grupo B como B1, B2 o B6. Podemos usar harinas sin gluten para tener alimentos aptos para personas con celiaquía.