Cuatro recetas con la freidora de aire

1. Para las croquetas: en un cazo fundimos la mantequilla y añadimos la harina. Mezclamos hasta que comience a dorar y sumamos la leche, el caldo de pollo, la nuez moscada, la pimienta y una pizca de sal. Cuando se integre agregamos la nata y al formar la masa incorporamos una cebolleta picada junto con pequeños cubos de pollo. Dejamos enfriar.

Cuando la masa haya reposado y enfriado, damos forma a las croquetas. Pasamos por huevo batido y pan rallado. Las congelamos y una vez queramos disfrutarlas, las cocinamos en la freidora de aire a 170-180 durante 15 min.

2. Para los chips de boniato: cortamos láminas de boniato, lavado previamente, con ayuda de la mandolina para que queden finas y las disponemos en un bowl. Añadimos sal al gusto y pulverizamos un poco de aceite, mezclamos bien, colocamos en la cesta de la freidora y cocinamos 15 minutos a 140ºC. Pasado ese tiempo, removemos los chips y programamos de nuevo 15-20 minutos a 110ºC, conviene bajar la temperatura para que el boniato preserve su color pero si adquiera un tono tostado.

3. Para las alitas de pollo: colocamos las alitas de pollo en un bol con leche y las dejamos reposar en la nevera durante toda la noche. Pasado este tiempo, las escurrimos y las pasamos a un bol con una mezcla de diferentes especias: ajo granulado, pimentón dulce, pimentón picante, pimienta, orégano, laurel, sal y miel. Dejamos que maceren unas horas en la nevera.

Las cocinamos en la freidora de aire durante 10 min a 180ºC; para terminar de cocinar después durante 8 min a 200ºC y lograr que la piel quede más crujiente.

4. Para los San Jacobos: colocamos unas lonchas de jamón de york en la base y encima una loncha de queso cheddar y otra de queso manchego. Tapamos el queso con otra loncha de jamón y lo cortamos en cuatro partes iguales. Pasamos cada cuadrado por harina, huevo batido y pan rallado. Una vez rebozados, introducimos en la freidora de aire 10 min a 180 grados y… ¡a disfrutar!

Para que los alimentos se cocinen correctamente es importante dar tiempo a la freidora para calentarse, para ello, hay dos opciones. Dejar la freidora vacía durante 3 minutos para que se precaliente, hasta que la luz de precalentamiento se apague, y después introducimos los alimentos con el tiempo y temperatura que necesiten. U otra opción es añadir 3 minutos al tiempo de preparación del alimento.

La freidora es que se puede utilizar también para recalentar alimentos, ajustando la temperatura a 150ºC durante unos minutos, máx 10 min.

Los alimentos más pequeños suelen requerir un tiempo de preparación ligeramente inferior al de los alimentos más grandes.

Puedes limpiar la cesta y la bandeja de la freidora de aire fácilmente con agua caliente, un poquito de jabón líquido y una esponja no abrasiva.

Las freidoras de aire han sido una de las revoluciones gastronómicas de los últimos años, y han venido para quedarse. Tienen la ventaja de ser cocciones más saludables que freír en aceite los alimentos, y son más rápidas y sencillas de usar que un horno, ya que, si vamos a cocinar platos pequeños, puede no ser rentable encender el horno.

Aquí tenemos unas cuantas opciones para sacarle partido, pudiendo cocinarlas por separado o en un mismo día, y tener así combinaciones para varios platos. Esto último puede ser útil para organizar la comida semanal, por ejemplo, si vais a comer de tupper varios días. Por separado, todas podrían ser parte de un plato principal, siempre que las acompañemos de una buena ración de verduras. La única que se podría quedar incompleta suelta, serían los boniatos, pero son una buena guarnición de cualquiera de las otras tres recetas.

Si dividimos las recetas, tenemos 3 elaboraciones con un aporte principalmente proteico, por parte del pollo, tanto en las alitas como en las croquetas, así como de los quesos y el jamón en el san jacobo.

También tenemos hidratos de carbono, principalmente por parte de los boniatos, pero también de las harinas para rebozar las croquetas y el san jacobo.

Podríamos utilizar una harina sin gluten, por ejemplo, de maíz, para tener recetas aptas para personas con celiaquía, ya que, si vamos a utilizar la freidora con este tipo de harinas, podríamos correr el riesgo de una contaminación cruzada si luego vamos a cocinar algún alimento sin gluten. Este tipo de pequeños cambios, no modifica en exceso el sabor y facilita que en una familia no haya que cocinar varias cosas diferentes si uno de los miembros padece de celiaquía.

Información adicional sobre el ingrediente destacado:

Al tener varias recetas diferentes, vamos a analizar los ingredientes principales de cada una de ellas.

Tenemos pollo como ingrediente principal de dos de las recetas, en las croquetas y las alitas. Esta carne blanca, destaca por tener un alto aporte de proteínas de alto valor biológico, con una cantidad muy baja de grasa. La única excepción es la piel de las alitas, que podríamos retirar al cocinarlas fácilmente. Siempre será mejor hacerlo después por que será más sencillo y ayudará a que queden más jugosas. Aportan también vitaminas del grupo B como B6 o niacina y, minerales como el selenio y fósforo.

Tenemos el boniato como otro ingrediente principal a destacar. También conocido como batata o patata dulce, destaca por una textura algo más jugosa que la patata, y un sabor más dulce. Es, al igual que la mayoría de raíces y tubérculos, una fuente de hidratos de carbono. También contiene minerales como calcio, fósforo o potasio, así como vitamina A y C. Es una buena opción como fuente de hidratos de carbono en nuestra dieta, que se puede preparar de manera rápida al microondas o como en esta receta, al horno o en la freidora de aire.

El último ingrediente principal es el queso que utilizamos en los San Jacobo. Tenemos dos tipos de queso, uno manchego y otro tipo cheddar. Cuando hablamos de queso manchego, está reconocido por la comisión europea como denominación de origen protegida, por lo que solo lo será un queso a partir de leche de oveja. Las diferencias entre ambos quesos en esta receta, se centran en la intensidad de sabor, así como en el grado de gratinado que se consigue con cada uno. El queso cheddar nos aportará un sabor más suave, y el queso manchego un toque más ácido y fuerte, haciendo un buen contraste con el jamón.

A nivel nutricional, ambos nos aportan proteínas de alto valor biológico, minerales como el fósforo y calcio, y vitaminas como B3, K, A y ácido fólico.