En una cazuela grande, calentamos un hilito de aceite de oliva. Doramos las costillas a fuego medio-alto hasta que estén bien selladas, y añadimos el ajo picado.
Incorporamos las patatas peladas y cortadas junto con las alcachofas a la cazuela.
Salpimentamos al gusto, removemos y añadimos el vino blanco.
Tapamos y cocinamos a fuego medio durante 25 minutos, removiendo ocasionalmente hasta que las patatas estén tiernas. Servimos caliente.
Aquí tenemos un ejemplo de plato algo más elaborado, pero que puede servir para tener raciones para otros días. Es un plato principal completo, y denso a nivel calórico. Podemos reducir la carga calórica si no añadimos una ración muy grande de patata y sustituimos por mayor cantidad de verduras. A nivel nutricional, tenemos un aporte de hidratos de calidad por parte de las patatas, así como un aporte proteico por parte de las costillas de cerdo. También tiene una ración de verduras, aunque sería interesante incluir una ración mayor, por ejemplo, con una ensalada de primero. Recordemos que siempre será mejor no consumir este tipo de platos para mujeres embarazadas y menores, ya que el alcohol no se evapora del todo. Es una receta apta para personas con celiaquía, pero deberías revisar las etiquetas para confirmar que ningún alimento pueda contener trazas de gluten.
En este plato, el ingrediente principal son las costillas de cerdo. Es un tipo de carne roja, que se diferencian de las que llamamos carnes blancas porque tienen, dependiendo del corte, un aporte mayor de grasa saturada, entre otros aspectos. A nivel nutricional, nos aporta principalmente proteínas de calidad. También son fuente de minerales como hierro, zinc o fósforo, junto con vitaminas del grupo B como B6 o B12. Este tipo de carnes, van a tener un aporte de grasas de peor calidad, por lo que deberíamos reducir su consumo, así como buscar cortes magros de mejor calidad.