Colocamos la calabaza en una fuente para horno. Añadimos aceite de oliva, pimienta negra y sal. Horneamos a 200º durante 25 minutos. Mientras tanto, lavamos la quinoa en agua fría unas 3 veces y la cocemos en agua con sal durante 15 minutos, escurrimos y reservamos.
Hervimos los edamames durante 5 minutos, enfriamos y pelamos. Cortamos los rabanitos, la cebolla en tiras y el aguacate en láminas.
Para la vinagreta, pelamos y troceamos el mango. Ponemos los trozos en el vaso de la batidora y trituramos junto con vinagre balsámico, aceite de oliva, sal y pimienta blanca. Integramos hasta formar la vinagreta y reservamos.
Para emplatar, mezclamos la calabaza ya horneada, la quinoa, rúcula, los rabanitos, edamames y la cebolla. En un cuenco disponemos unas cucharadas de ensalada, añadimos el aguacate en forma de abanico. Terminamos con almendras picadas e hilos de vinagreta y… ¡a disfrutar!
Es recomendable lavar la quinoa antes de cocerla en agua fría durante un par de minutos, frotando suavemente las semillas; este proceso es para retirar el sabor amargo.
La cocción de la quinoa es muy sencilla y la proporción es dos partes de agua por cada parte de quinoa. Para aportar un poco de sabor a la quinoa, podemos cocerla en caldo de verduras.
Una vez cocida, la quinoa se puede conservar una semana en la nevera en un recipiente hermético. Incluso se puede congelar si quisiéramos aprovecharla en otro momento.
Esta receta de ensalada es una posibilidad, pero la quinoa es muy versátil y podemos buscar la combinación de vegetales que más nos guste y darle nuestro toque personal.
Las ensaladas suelen ser un primer palto que ocupa el centro de las comidas y cenas, tanto en casa como cuándo comemos fuera de casa. Pero podemos tener una comida principal completa en una ensalada, aquí os dejamos una muestra. Tenemos una fuente de hidratos de carbono, por parte de la quinoa, que, aunque también aporta proteína completa, la cantidad es baja. También tenemos un aporte de proteínas por parte del edamame. Para completar el plato, tenemos grasas saludables que nos aporta tanto las almendras, el aguacate y el aceite de oliva. Es una receta vegana, siendo a su vez apta para personas con celiaquía, aunque siempre deberemos revisar las etiquetas para asegurarnos.
La quinoa o quinua, cada vez tiene más relevancia en nuestra alimentación. Aunque técnicamente es una semilla, lo englobamos en el grupo de cereales, pudiendo denominarla pseudocereal. Se cocina igual que hacemos con otros cereales como el mijo, arroz, cuscús o incluso la pasta. Es una fuente de hidratos de carbono que, destaca por tener proteínas de alto valor biológico, a diferencia de la mayoría de cereales. No la consideramos una fuente principal de proteínas ya que la cantidad por ración no es muy alta. También nos aporta minerales como hierro, fósforo o magnesio, así como vitamina B2 y B3. Destaca también por no contener gluten, lo que la convierte en una opción ideal para personas con celiaquía.
Para la ensalada
Para la vinagreta de mango